VENTAJAS E INCONVENIENTES DE LA INFLUENCIA VICTIMAL EN POLÍTICA CRIMINAL


Desde mi punto de vista, y como he podido estudiar a lo largo de mi periodo universitario, las víctimas constituyen uno de los elementos esenciales de todo proceso penal, no solo porque han vivido la experiencia delictiva sino porque pueden ser la clave de que una investigación llegue a su fin. Que las victimas puedan influir en la política criminal hace que en primer lugar, se sientan respaldadas penalmente y tengan menos miedo de denunciar, contribuyendo de esta manera a que se creen más reformas legales por su influencia o a su vez, para encontrar a todos aquellos delincuentes que causan daños reales en la sociedad.

Sin embargo, analizándolo desde el punto de vista del delincuente, el papel de la víctima en la política criminal incrementa su estigmatización por parte de la sociedad y dificulta poder conseguir la finalidad resocializadora y rehabilitadora que pretenden nuestro Reglamento Penitenciario, siendo una gran desventaja.

A raíz de lo que he comentado con anterioridad, aunque la victima se vea penalmente respaldada para denunciar, mayoritariamente puede llegar a sentir una victimización secundaria por parte de los funcionarios del Estado. Si analizamos, por ejemplo, los delitos de violencia de género, observamos como mayoritariamente los policías actúan con un actitud fría, cortante y sin prestar demasiada atención a la víctima. Sus preguntas suelen centrarse en las lesiones físicas.

Creo que uno de los problemas principales en la justicia española, aunque creo que ha mejorado esta situación a lo largo de los años, es que los policías en muchas ocasiones no están capacitados para atender a las víctimas, haciendo necesario en el sistema penal español la incorporación de psicólogos o criminólogos que sepan tratar con víctimas de una manera humana y centrando toda su atención en la victima que es de las personas más importantes en el proceso penal. De esta forma, creo que además, se podría disminuir lo que denominamos revictimización o victimización secundaria, ya que en ocasiones las víctimas se echan para atrás a la hora de denunciar por no querer volver a recordar los momentos angustiosos que han vivido.

Por lo que, para finalizar, las victimas son necesarias pero tampoco deberíamos olvidarnos de la figura del delincuente, puesto que las penas indeterminadas, certeras y severas no nos aseguran que no vuelva a delinquir.

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