¿ES EL JOKER UN ENFERMO MENTAL?


La película el Joker nos muestra un posible debate en cuanto a la representación de la enfermedad mental en el cine y tomar conciencia sobre problemas de salud mental tales como la ansiedad o la depresión. En la película, el protagonista Arthur, posee rasgos característicos diferentes al resto de sociedad, que nos hacen cuestionarnos si padece algún tipo de enfermedad mental, puesto que, el personaje escribe en un diario sus pensamientos más oscuros, visita con frecuencia a una psicóloga y toma diversos tipos de medicamentos, debiendo mencionar también como muestra constantemente durante sus ataques de risa una tarjeta donde expresa que sufre una enfermedad sin explicar qué tipo de enfermedad es.

Tras realizar un análisis exhaustivo en las diferentes escenas de la filmación comprobamos que, la risa descontrolada, compulsiva e histérica que muestra Arthur cada vez que se enfrenta a una situación de estrés o tensión es un claro síntoma de una rara enfermedad del sistema nervioso que sufren algunas personas en el mundo. Este tipo de risa por lo general suele ser síntoma de alegría que conlleva a beneficios psíquicos y físicos, pero en el caso de Arthur, las carcajadas perturbadoras e histriónicas no le permiten articular palabra debido a que no le dejan pasar el aire a la garganta. En un artículo de la BBC, el doctor Francisco Javier López (2019) describe que: “la risa incontrolada e involuntaria es el síntoma de toda una serie de condiciones médicas derivadas de una crisis epiléptica gelástica, siendo una crisis bastante infrecuente que representa el 0,2% de todas las crisis epiléptica. La característica principal es que una risa que aparece de gorma inapropiada, y al paciente no le supone alegría, es inmotivada”.

La causa más común en este tipo de epilepsia suele ser la aparición de un tumor en el hipotálamo cerebral, pudiendo ser un hamartoma o astrocitoma. En el caso tratado, se trata de un hamartoma hipotalámico. La mayoría de estos tumores son benignos, esto significa que no pueden extenderse a otras partes del cerebro o del cuerpo y se reproducen lentamente. Este tipo de epilepsia suele ser mucho más frecuente en niños que en niñas, ocurriendo en cada 1 o 2 de cada 1.000 niños. Además, es de lo más habitual que los niños desarrollen a partir de la misma, problemas tanto de comportamiento como de aprendizaje empeorando en la adolescencia tardía o media.

Los síntomas de la epilepsia comienzan en cualquier momento indeterminado en la vida del niño, aunque suele ser frecuente en el periodo comprendido entre los 3 o 4 años. Las convulsiones gelásticas, comienzan con una risa hueca o vacía y no muy agradable, aparentando frecuentemente que el niño se ríe de forma común. La risa suele aparecer de manera repentina y está completamente fuera de contexto en la mayoría de las ocasiones. Incluso las crisis gelásticas suponen un estrés añadido, debido a que eres consciente de la situación y te ríes en situaciones inoportunas, eso provoca un sufrimiento añadido (podemos comprobar este hecho en la situación que sufre Arthur en el metro, dónde se ríe incontroladamente mientras una par de jóvenes están acosando a una chica). La risa dura de 30 a 45 segundos y se detiene repentinamente, pudiéndose manifestar con otros síntomas en el momento que incluyen rigidez del cuerpo, sacudidas de brazos y piernas con pérdida de conciencia y debilidad de todos los músculos del cuerpo.

Para controlar estos arranques incontrolados de carcajadas, se usan fármacos antiepilépticos y así no se recurre a la cirugía. Contemplamos como el protagonista acude con frecuencia a una asistenta social, que le servirá también como psicóloga, para que le recete sus diversos medicamentos entre los que se encuentran los que controlan esta risa incontrolada. Normalmente, los niños necesitarán aportes adicionales en el colegio y un apoyo psicológico para ayudarles con los problemas de aprendizaje y de comportamiento.
Por último, debemos señalar que las convulsiones gelásticas son difíciles de controlar. Suele ser raro que las personas que padecen este tipo de epilepsia tengan controladas sus convulsiones durante más de unas pocas semanas o meses.

Observamos como el Joker muestra este tipo de ataque con frecuencia en diversas escenas de la película, sin ningún autocontrol, pudiendo finalizar con que nuestro protagonista no padece una enfermedad mental. La epilepsia que sufre se trata de una enfermedad del sistema nervioso, debida a la aparición de actividad eléctrica anormal en la corteza cerebral, que provoca ataques repentinos, en el caso de Arthur, se trata de ataques de risa incontrolados y los problemas que esto conlleva. 





Comentarios

  1. Me encanta la reflexión y el análisis que haces!!��

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